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Un joven inquieto, así se define Camilo Ramírez Barrera, quien entre otras cosas, es egresado de la carrera de Enfermería de la Universidad de Aconcagua, trabaja en un centro de vacunación covid en Calama, es encargado de la pastoral juvenil de la parroquia La Merced y ayuda a su tío en la producción de helados artesanales.
Comenta que la idea de ser enfermero nació gracias a su bisabuela. “Cuando yo era un niño, siempre era común cuando alguien estaba enfermo, como ella estuvo mucho tiempo trabajando en el hospital de Calama, cada vez que uno se enfermaba se iba a vacunar a su casa entonces siempre me llamo atención eso y desde ahí quise estudiar esto relacionado con la salud”.
Actualmente este joven forma parte de los cientos de profesionales de la salud que se encuentran trabajando en pandemia, especialmente en el proceso de vacunación. “Ha sido bien arduo, pero ha sido muy bonito estar en esta campaña para poder salir de la pandemia y esperemos que salgamos rápido”, señaló Ramírez.
Paralelamente a su labor profesional, Camilo trabaja en la pastoral juvenil de la parroquia La Merced. “ Yo llevo harto tiempo trabajando con la Iglesia Católica, más que nada esto lo vengo trabajando desde niño, porque mi familia es católica entonces siempre fui criado con esos valores, con los valores cristianos”.
Explica que cuando estudiaba en el colegio formaba parte de la pastoral. “Desde ahí como que me impulsé a trabajar en la parte social. En las pastorales juveniles siempre buscan trabajar diferentes enfoques, un enfoque es dinámico, poder interactuar con los jóvenes poder comentarle lo que le pasa, la otra parte es la espiritualidad y la parte sicosocial que también es muy importante en estos días más aún en pandemia”.
En el caso del trabajo que realiza en La Merced, Camilo explica que, “estoy trabajando hace tres años y ahí siempre tratamos de enfocar esos aspectos, no nos vamos a uno solo tratamos de hacer algo bien global, para que el joven se sienta enriquecido consigo mismo tratando de primero de descubrirse, segundo de aportar a la sociedad ayudando a quien más lo necesita y tratar de que, con el tiempo que tiene el joven, sentirse alegre”, detalló.
Dice también que, a través de esta pastoral han desarrollado varias campañas solidarias, apoyando a comedores que funcionaron durante las cuarentenas y en Navidad y que para este año ya están trabajando en nueva iniciativa y en un proyecto ecológico.
Para él entregar parte de su tiempo a la ayuda social es “gratificante” y hace un llamado a los jóvenes de Calama a que se atrevan a hacer cosas.
“Es gratificante ayudar a alguien que lo necesita o cuando uno conversa con alguien que está en problema, cuando pasas de ese estado a la felicidad aunque sea un minuto y tú lo ves en el otro, en el prójimo es muy gratificante y con eso uno se queda”, finalizó.