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Ayudar sin esperar nada cambio, es uno de los propósitos de vida de Vianka Marín Muñoz, quien – desde diferentes áreas – ha conocido de cerca las carencias y necesidades que afectan a miles de personas no sólo en Calama, si no que en otras localidades de la comuna y también de otros países.
Explica que esta vocación de servicio es una herencia de su familia, partiendo por sus abuelos y por supuesto de su madre. “Creo que de ellos seguí el ejemplo y voy como siguiendo ese sendero”.
Actualmente es voluntaria de la Fundación Cáritas Calama, especialmente en el área de la Pastoral de Movilidad Humana y Social que presta ayuda a la población migrante. Cuenta que llegó a esta labor tras conocer a hermanas pertenecientes a la congregación católica Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
“Gracias a eso he podido viajar a otras partes, conocer otras culturas, ir de voluntaria a otras partes y luego el trabajo que se encomendó a las hermanas aquí en Calama fue directamente con los migrantes, entonces me involucré más allá, a parte de que vengo de familia migrante”, detalla.
A través de este trabajo de voluntariado ha experimentado varias situaciones de discriminación hacia los migrantes. “El tema de los migrantes es un tema muy complicado, pero creo que hasta que uno no vive la realidad, no entiende, no va entender. Me ha tocado llevar mujeres prácticamente dando a luz en mi vehículo, llevándola a centros asistenciales en donde no las quieren atender en donde nos dicen que no, es un tema fuerte”.
Al consultarle sobre los prejuicios que a veces existen en torno a la comunidad migrante, esta joven voluntaria señaló que ella, en algún minuto, también juzgaba. “Cuando uno vive o ve la otra realidad te pones en los zapatos de la otra persona y creo que si miráramos con ojos de no juzgar, no existiría tanta maldad en el mundo”.
Vianka es Técnico en Enfermería mención Urgencia (Tens) y hasta el inicio de la pandemia trabajaba en una posta rural, atendiendo principalmente a los adultos mayores.
Durante este período, ha debido enfrentar varias situaciones entre ellas contagiarse de covid y quedar con algunas secuelas, sin embargo, tras recuperarse no dudó en retomar su función solidaria y fue parte de la labor que desarrolló Cáritas en los comedores sociales que se realizaron para ir en ayuda de las personas vulnerables.
“Vi lo que fue el hambre en ese tiempo, fue una época fuerte, muy fuerte también a nivel personal, mi abuelo murió en mis brazos a causa del covid, perdimos mucha familia, pero creo que eso también, el de ver el hambre, de ver la necesidad me motivó a tener que salir a la calle y ayudar a otros”, dijo.
Vianka Marín comenta que siempre seguirá con su labor de ayuda a los más necesitados y como voluntaria de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, entre sus planes a futuro está viajar a África. “Lo mío es el voluntariado y ahora estoy recaudando dinero, porque las hermanas tienen su congregación en varios países y mi meta es irme a África y ayudar en un hospital de campaña que tienen directamente en ese lugar”. –