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Fue a comienzos de 2018 que, Jerik Weber Flores, decidió dejar su vida en Chillán y emigró hasta la localidad de Talabre para trabajar con la comunidad de dicho poblado. Al llegar a este lugar logró conectarse con sus raíces atacameñas las que fueron heredadas de su mamá quien nación en esta localidad.
Comenta que, en un inicio le costó adaptarse a este lugar muy distinto a donde vivía antes y donde además, tenía muy pocos conocimientos de la rica cultura atacameña. “Darte cuenta de que hay comunidades indígenas, que yo soy indígena atacameño y que sigan habiendo tradiciones y ser parte de ello es como muy gratificante”, manifiesta al respecto este joven.
Explica que si bien la decisión de venir al pueblo donde nació su mamá fue inconsciente y sin pensarlo mucho, luego se dio cuenta de todo lo que ello implicaba. Además, logró darse cuenta de otras realidades como el difícil acceso que tienen los poblados a servicios básicos como el agua potable, la electricidad e, incluso, Internet.
Jerik dice que, pertenecer a esta comunidad atacameña, “lo encuentro como muy gratificante y valorable, porque en Chillán sentía que iba a tener un trabajo normal y mi día a día sería normal y aquí no, he aprendido bastante ya sea de tradiciones, del valor que tiene la comunidad, también informarme de las injusticias que hay, entonces y para mi, personalmente, ha sido mucho de aprender en todo los ámbitos”.
En la actualidad, Jerik Weber trabaja como asistente administrativo de la comunidad de Talabre, cuyos integrantes destacan su profesionalismo, entrega y notable labor. Además lo consideran como un líder positivo y un ejemplo.
Vivir en este entorno de oasis también le ha servido de inspiración a Weber, quien también se dedica a la ilustración digital y cuyos trabajos los publica en su página de Instagram @jerikweber.
“Esto del arte no me lo tomaba como tan serio y llegando acá y no tener mucho en qué entretenerme empecé a dibujar y aquí como que desarrollé todo lo que sé ahora y de forma más seria, haciendo cosas para la comunidad entonces al final como que me concentré mucho cuando llegué a Talabre y pude explorar como mis dotes artísticos”, detalla.
Agrega que, “ahora último he estado haciendo hartas ilustraciones de la zona, cosa que antes no me imaginaba hacer eso, aquí como se ha dado la oportunidad de poder hacerlo y es bonito porque queda algo para siempre”.
A futuro, Jerik quiere seguir trabajando con la comunidad de Talabre y seguir aprendiendo más de sus tradiciones y costumbres, sin embargo dice que uno de sus desafíos es poder aportar en que a nivel nacional y mundial se conozca la riqueza de este pueblo y de sus alrededores.
Otra meta es también acercar a la comunidad a la tecnología, “para poder ayudar a la comunidad a que vean otros horizontes y como ello se puede utilizar para la agricultura, para el turismo, y así un sin fin de cosas, la difusión y ayudarles a ser más independientes y que se pueden hacer muchas cosas con ello”, finalizó.