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Cuando Lincoln Reyes Varela, tenía 15 años, sintió la necesidad de crear una iniciativa que sirviera para el cuidado del medioambiente y el fomento del reciclaje en Calama. Años más tarde, ese deseo se concretó con la puesta en marcha de Innova Calama que es una empresa de reciclaje de plástico y que actualmente mantiene 52 contenedores activos de recepción de material, los que se ubican en todos los rincones de la ciudad.
Reyes explica que el camino no ha sido fácil. “La verdad que cualquier otro rubro, o cualquier otra empresa, hubiese sido mucho más fácil. Ya llevamos tres años, casi seis meses en esto, muchos frutos económicos no se han visto, pero nosotros, desde el momento que decidimos hacer un cambio real, fuimos con todo”.
Explica que el servicio que ellos prestan, que es la recolección de estos materiales reciclados no tiene ningún costo monetario para la comunidad. “Queríamos que se lograra un sistema, donde cualquier persona lo pudiese ocupar, cualquier persona que viviese en Calama pudiese ocuparlo y llegar a esto fácilmente, sin tener que pasar por un tema burocrático, sino que ellos llegaran y pudiesen ocupar ese servicio gratuitamente”, detalla.
Explica que se diseñó un sistema, “donde se pudiese poner un contenedor y que la gente aprendiera y se acostumbrara a este contenedor y a reciclar. Pasando el tiempo, empezamos a darnos cuenta de que la cosa funcionaba efectivamente, si funcionaba en otros lados, por qué no iba a funcionar acá”, dijo.
Reyes agrega que, afortunadamente y gracias a la decisión de no rendirse, ni parar sus actividades, lograron sobrevivir a la pandemia y que, actualmente, el 95% de los contenedores de reciclaje en la ciudad pertenecen a Innova Calama a ello se suma que hubo un aumento considerable en el volumen de los materiales reciclados, especialmente botellas de plástico y latas de bebidas.
“Tomamos el desafío de trabajar en pandemia y fue difícil, y aveces dan ganas de tirar la toalla, me tuve que reestructurar nuevamente para afrontar lo que estaba pasando, conversar nuevamente con las juntas de vecinos, decirle lo que estaba pasando y que había que tener paciencia”, relató.
Comentó que la recolección y retiro de los materiales reciclables es sólo una parte de una gran cadena y que ello no termina ahí sino que sigue todo un proceso para poder triturarlo, compactarlo y luego enviarlo a Santiago. “Para nosotros es un tema de consciencia social, de cultura, es un conjunto de cosas, ver al niñito que va a dejar la botella allá, vale la pena, yo sé que ese niño, en un futuro, va a hacer lo mismo y quizás durante toda su vida y significa que estamos calando en lo más profundo”.
Entre los planes futuros, Lincoln dice que está el concretar la planta de reciclaje aquí en la ciudad, con mejores máquinas y así optimizar el trabajo y también aumentar la cobertura en todos los rincones de Calama. “Ha sido una aventura, pero ha sido una aventura bonita, porque estamos haciendo un cambio real y no han sido puras promesas”.