Si bien la votación fue suspendida por la llegada de la pandemia, ahora fue reprogramada para octubre. Esta entrevista abre nuevas arista para el debate.
El decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Pablo Ruiz-Tagle Vial, estuvo días previos antes de la postergación del plebiscito para crear una nueva Constitución Política del Estado o mantener la actual, pero sus reflexiones cobran vigencia igual en estos momentos, cuando está definida la nueva fecha para realizar esta votación.
Ruiz-Tagle es abogado constitucionalista, máster en Derecho en la Universidad Yale en 1988 y doctor en Derecho en 1995 en esa misma casa de estudios. Desde el 2018 está al frente de la Facultad de Derecho de la U. de Chile, donde también fue titular de las cátedras de Introducción al Derecho y Derecho Constitucional.
El nuevo proceso electoral será realizado ahora en dos días -24 y 25 de octubre- o en una jornada más amplia con recintos más amplios para que las mesas, entre otras cosas, puedan estar más separadas, o sea, con los resguardos necesarios ante la pandemia de coronavirus.
El decano Pablo Ruiz-Tagle estuvo en la inauguración del Centro para Descentralización y el Proceso Constituyente de la Universidad de Antofagasta, donde también entregó sus ideas en torno a los desafíos para reformar la carta fundamental, pero también aquellos problemas que puede tener quienes asuman este desafío.
¿Entiende la ciudadanía lo que implica el plebiscito ?
Yo creo que existe una dificultad en transmitir la información relevante. La ciudadanía va a votar por cuestiones que nunca ha votado, como si conviene tener una nueva Constitución, que será elaborada por una comisión constituyente y si esta comisión sea de una forma o de otra. No han existido votaciones antes de este tipo y se votará por los miembros de la comisión constituyente, si se aprueba así. Es un momento político donde serán necesarias muchas neuronas y paciencia.
¿Cómo encuentra nuestro proceso constituyente en comparación a los de otros países?
Hace unos 30 años que he estado abogando por que nuestro país tenga una nueva Constitución. Y así pasemos de un sistema político y jurídico que adoptamos en 1990, después de la dictadura, y que he llamado ‘la quinta república’ neoliberal e hiperpresidencialista, hacia una ‘sexta república’ que sea un Estado social y democrático de derecho, más equitativo, donde existan más equilibrio entre los poderes y una clara protección a los derechos económico sociales. Que también no tenga tanto centralismo, pero todo dentro de un clima de paz, de coaliciones políticas, de las herramientas democráticas…
Sin embargo, el estallido social también tuvo episodios de violencia…
El proceso constituyente que hemos vivido ha tenido un componente de violencia e inestabilidad, que no me gusta. Pero pese a este punto negativo, que pudo ser evitado, podemos decir que el país tiene un itinerario que adoptaron las fuerzas políticas y se está llevando adelante por el camino que pactaron esas fuerzas políticas y que nos garantiza hasta ahora que vamos por una buena senda. Hay muchas cosas para preocuparse, pero el acuerdo por la paz es un hecho político muy importante, que no se había visto en la historia política del país.
¿Qué hay que reformar de la Constitución de 1980?
Lo primero, yo no creo que exista una Constitución de 1980. La Constitución que tenemos ahora es la que surgió en 1990. En los ‘80 hubo un texto constitucional y una dictadura. La Constitución nació realmente el 1 de marzo de 1990 cuando se instala el gobierno democrático. Yo tengo una concepción democrática y republicana de las constituciones. Hay papeles que podemos llamar constituciones y los dictadores así lo hacen. En la Constitución de los ‘90 hay que revisar los derechos económicos y sociales que han sido construidos con una lógica de no intervención estatal.