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“Sueño con que más niños y niñas puedan acceder a oportunidades para descubrir sus talentos y brillar”

Nacida y criada en Antofagasta, Catalina Chirino Chacana destaca por su energía y curiosidad desde pequeña. Su pasión por el deporte la llevó a ser seleccionada del programa Promesas Chile, compitiendo actualmente a nivel nacional e internacional en bádminton. Además, su inquietud intelectual la acercó al mundo de la ciencia, siendo hoy embajadora de Ingeniosas, una fundación que promueve la participación de niñas y mujeres en las ciencias. Catalina representa el espíritu de una nueva generación: valiente, curiosa y decidida a cambiar el mundo desde la ciencia y la colaboración.

¿Qué significa para ti haber nacido y crecido en Antofagasta?
Para mí, haber nacido y crecido en Antofagasta significa haber aprendido a encontrar lo bonito en cosas que a simple vista no lo parecen. El desierto, por ejemplo, es plano, sin muchos colores, sin árboles ni flores. Pero yo aprendí a ver su belleza. Mi papá es camionero, así que desde chica recorrí toda la Región. No solo la ciudad, sino que conocí muchas localidades desérticas. Eso me obligó a entretenerme observando el paisaje y a valorar lo que otros consideraban aburrido. Muchos dicen que el desierto es feo, que Antofagasta es fome, pero yo aprendí a quererla y ver sus cosas buenas.

¿Cómo llegaste a formar parte del programa Ingeniosas?
¡Es una historia chistosa! Mi mamá siempre supo que me encantaba la ciencia y la tecnología. Yo era muy inquieta, nunca estaba tranquila, siempre inventando algo, haciendo masas, desordenando la cocina, con mucha energía. Un día, ella encontró en Internet el programa Ingeniosas y me dijo que debía postular. Envié mi video y todo lo que pedían, y al poco tiempo me llegó el correo de que había sido aceptada. Ahí comencé con el Bootcamp, que es la primera actividad para niñas, y después seguí participando como parte de la comunidad Ingeniosas, luego en “Grandes Ingeniosas”, hasta que me convertí en embajadora. Me invitaron a entrevistas, actividades, incluso el año pasado viajé a Santiago a dar una charla en un liceo. Fue muy emocionante e inspirador.

¿Qué aprendizajes te ha dejado participar en actividades de formación científica?
Lo más importante ha sido la resiliencia. En estas actividades conocí a muchas científicas que tuvieron caminos más difíciles que el mío. Algunas no tuvieron una red de apoyo como la que ofrece Ingeniosas, pero aun así siguieron adelante, con mucha fuerza y convicción. Ellas me enseñaron que no tengo que callarme si alguien dice que estoy equivocada, que si algo me apasiona, tengo que seguir y luchar por eso, aunque el camino sea difícil. Perseverancia y disciplina, eso es lo más valioso que he aprendido.

¿Por qué crees que es importante que más niñas y jóvenes de Antofagasta se interesen en la ciencia?
Porque estamos abriendo camino para las generaciones que vienen. Así como las científicas que yo conocí formaron el camino para mí, nosotras tenemos que hacer lo mismo. Queremos que las nuevas generaciones que vienen puedan estudiar lo que aman sin tantos obstáculos, que tengan más oportunidades, que no tengan miedo de enfrentarse a desafíos. Y para eso, tenemos que seguir entrando a estos espacios, sin miedo, porque eso marca la diferencia.

¿Cuál es tu sueño profesional y cómo te gustaría contribuir desde la ciencia al desarrollo de la región?
Desde muy chiquitita he soñado con estudiar medicina, aunque ahora también me interesa mucho la biotecnología gracias a lo que conocí en Ingeniosas. Mi sueño es cambiar el mundo desde lo que amo: la ciencia y el deporte.

¿Qué ha significado para ti representar a la Región en bádminton con el programa Promesas Chile?
Es un sueño cumplido. Sentirme cerca del alto rendimiento, como las grandes atletas que siempre admiré, es algo que no puedo describir con palabras. A veces, por los sesgos de género, sentía que no iba a llegar a nada grande, aunque tuviera talento. Pero cuando me dieron la oportunidad en Promesas Chile y vi que sí tenía habilidades, fue una emoción inmensa. Estoy representando a mi país y a mi ciudad, y eso me llena de orgullo.

¿Qué valores te ha entregado el deporte que también aplicas en la ciencia?
La disciplina y la constancia, sin duda. El deporte no es una línea recta; a veces estás arriba, otras abajo. No siempre entrenas bien, pero eso no significa que no seas talentoso, sino que tienes que seguir esforzándote. Eso me enseñó que el talento no lo es todo, que hay que trabajar duro, ser constante y no rendirse.

Si pudieras soñar en grande, ¿Cómo imaginas Antofagasta en 10 o 20 años más?
Sueño con que más niños y niñas puedan acceder a oportunidades para descubrir sus talentos y brillar. Antofagasta está llena de talentos ocultos que solo necesitan una oportunidad.