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A la mente y memoria llegan recuerdos de infancia y tantas historias, cuando los chuquicamatinos y norteamericanos rememoran el concepto “Pulpería” en Chuquicamata.
Relacionado a las necesidades de víveres y ropas de los trabajadores y de sus familias, la empresa construyó las pulperías, recintos que se dividían en pulpería 1, 2, 3 y la Recova. Las pulperías fueron otro de los beneficios que entregaba la empresa a sus trabajadores, permitiéndoles contar con alimentos de primera necesidad.
El término “pulpería” se adaptó de Estados Unidos, significa “pulp” lugar donde se venden varios géneros. Muy conocidas en las salitreras se extendieron hasta los campamentos mineros, incluyendo todo tipo de productos.
Las pulperías eran grandes galpones, similares a un supermercado. Estaban ubicadas en puntos estratégicos del campamento. La N°1 funcionaba a la entrada del Campamento Americano. Ahí compraban tanto los empleados como los gerentes de la empresa, adquiriendo productos de mejor calidad que en el resto de las pulperías.
Junto a ella se construyó una panadería que era exclusiva de la compañía, al igual que la planta de leche. En el Campamento Obrero, en tanto, se encontraban la N°2 (Junto a la escuela parvulario “El Principito” (o Pinocho por una gran figura que se parece al títere de madera) y N°3 (acceso a lo que es hoy la segunda entrada a la mina) que eran grandes bodegas donde compraba la mayoría de los obreros. Esta distribución obedecía a la cercanía que tenían estos negocios con las viviendas. Finalmente, la Recova Americana, que fue construida especialmente para los norteamericanos.
Junto con su sueldo (dinero en efectivo), el obrero recibía una tarjeta de racionamiento, en donde se expresaba el número de raciones a las que tenía derecho el trabajador, de acuerdo con su estado civil y el número de personas que componían su grupo familiar en el histórico campamento minero.